Teoría del no retorno afectivo
Lo más difícil es comenzar. Después de que el primer paso se ha dado solo hace falta dejarse llevar por esa fuerza invisible que hala a todos y a todo hacia adelante.
La tendencia natural es crecer, avanzar. Movernos del punto a, al punto b y luego al c. Y aunque la vida nos haga devolvernos al punto a, siempre, sin importar que, después de esos regresos o retrocesos estará esperando de nuevo el punto d y después e, el f, g, h, i, j, k, l, m, n, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z.
La movilidad entre diferentes puntos vitales es indiferente al factor de que la fuerza de movimiento es, sin excepción, positiva.
La conclusión de la teoría del no retorno afectivo es que siempre es más fácil ir hacia delante que ir hacia atrás. Ir hacia atrás, aunque necesario, implica un mayor gasto de energía física y sobretodo emocional: aplica para viajes al pasado o para aquellos que disfrutan correr en reversa porque sientes que así no se dañaran las rodillas.
Vivir en el pasado es científica y espiritualmente inviable. La vida está aquí y ahora.
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